Atras dejamos el Tranco
Camino de Huescar (Granada)
5 de julio 2.008
He quedado con Antonio Morillas en Huescar, así que dejamos el Yelmo y su festival, nada más salir de Cortijos Nuevos me arrepiento, "uno no se arrepiente de sus decisiones", sentencia Rafi.
A las afueras de Huescar están las casas cueva, hemos alquilado una para dos días.
Comemos en un restaurante_pizzería, propiedad de Raul, un piloto local que está hecho un fiera, en el restaurante están David, con su novia Conchi, Antonio y Andres, la cocinera nos ha hecho un arroz que se te va la cabeza, y despues de hincharnos de comer y tomar un excelente té moruno, nos vamos a hechar una siestecita.
Joder, en la cueva nos hemos tenido que tapar con la manta para poder dormir, cuando te acostumbras a la humedad propia de estas construcciones es alucinante, y estos juran que en invierno es al contrario, aún así tiene una buena chimenea, hemos estado comentando que seria una buena cosa juntarnos en Octubre y hacer una miniconcentración c0n los alumnos del pasado año, yo por supuesto ya me he apuntado, seguiremos concretando.
Al levantarnos de la siesta, enseguida nos damos cuenta que volar esta tarde va a estar complicado, esta soplando un ventarrón cojonudo, aún así nos vamos al despegue. Aún con pocas esperanzas, subimos, ya que estamos aquí no es cuestión de abandonar a la primera. Además el ejercicio con el ala acuestas, siempre es bueno.
Aunque mi opinion es que todo buen despegue, tiene aparcamiento para el coche, y a poder ser un buen bar.
Se confirma, esta soplando muy fuerte, todos decidimos que hoy no volamos, todos a excepción de Raul, en la foto, con su parapente desplegado, esperando un segundo de respiro para salir, insiste que una vez en el aire la cosa esta mucho más suave, no logra convencernos.
Como al final ha despegado, me bajo yo el coche, al menos voy a hacer algo de rally. que pasada de vehiculo, ah, y de conductor.
Ya que no puedo volar en el aire, vuelo en el suelo, y vamos a recoger a Raul, y seguidamente al "plan B, B de BAR"
La cocinera y su pinche. En una de las innumerables estancias de la cueva-restaurante.
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